Luis se jubila después de 40 años de trabajo como profesor. Presionado por su familia, torpemente busca qué hacer en el vacío de sus días mientras su esposa Amelia, también pensionada, se entrega a la pintura y al ejercicio grupal con nuevos amigos. La llegada de su hijo Leonardo con su proyecto musical, lo lleva a tocar el acordeón en un grupo de pensionados que da serenatas en casas geriátricas. Pero extraña la fuerza vital que alguna vez tuvo y no encuentra puntos comunes con su hijo quien también navega perdido en su propio momento de vida. Padre e hijo chocan sin imaginar que la música los une al igual que el vacío sin rumbo de sus generaciones en una sociedad que pareciera darles la espalda.